Cuando el cuerpo se llena de enfermedad, de dolor y de ansiedad
es por que tu vida también está llena de malas energías y de
muchos sentimientos que te lastiman. Eso debilita al espíritu
y al alma. Tu cuerpo te reclama purificación y sanación. Las abuelas
decían: “Tienes que sanar por dentro y por fuera y darle fuerzas a tu ‘yo’
y a tu alma espiritual”. Recuerda que el universo es energía; que la Madre
Naturaleza te da las plantas de sanación. Solo desnuda tu cuerpo;
destrenza tu pelo. Hazte un té de hierbas buenas, sanadoras que parió
la Madre tiyat para curarte. Hierve las hierbas fuertes; báñate; restriégalas
en tu cuerpo. Pon las piedras del temazcal al rojo vivo. Cobíjate en
el temazcal, que es el vientre del universo, y ahí baña esas piedras candentes
con el agua de las hierbas del monte y deja que tu cuerpo suelte
el mal, la tristeza, el dolor, la enfermedad y la impotencia. Enjuágate
con agua del manantial, come semillas, flores, tés con miel y tú, mujer,
hombre vuelve a nacer.

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