Los festejos llevados a cabo durante esta fecha así como otros con temática religiosa, surgen en el periodo de evangelización por parte de las órdenes religiosas como una forma de teatralización para que los rituales católicos pudieran ser mejor comprendidos y asimilados por la población indígena.
Actualmente en diferentes lugares del territorio latinoamericano tienen lugar rituales, celebraciones y fiestas de todo tipo y poder abarcar y entender todas resultaría imposible, sin embargo es importante destacar que muchas de estas celebraciones dadas por el sincretismo cultural ya son parte de la cultura popular de distintos pueblos y comunidades indígenas a lo largo y ancho del continente.
Por ejemplo, en el municipio Ciénaga de Oro del departamento de Córdoba, Colombia, la fiesta de Semana Santa es un evento que involucra al pueblo completo, un rito viviente que se recrea todos los años a través de imágenes, personajes , hermandades, sonidos, cocinas, oficios tradicionales y fervor. Esta gran amalgama cultural, que tiene su máximo esplendor durante los meses de marzo y abril, lleva implícita un largo período de preparación en el que intervienen múltiples actores: músicos, cantores, cocineras tradicionales, carpinteros, ebanistas talladores, pintores, costureras, sastres, decoradores, talabarteros, zapateros, herreros, forjadores y orfebres.
Según la propia organización de esta celebración, sus orígenes se remontan hacia finales del siglo XVIII, cuando fue traída por los misioneros y oficiales españoles como parte de su calendario de celebraciones católicas. Sin embargo, lo que comenzó como una fiesta religiosa de carácter parroquial se transformó, con el paso de los siglos, en una tradición cultural con fuertes connotaciones familiares, cívicas y artesanales. Un verdadero patrimonio cultural del país.
En la actualidad, la celebración de Semana Santa en México tiene variaciones de una comunidad a otra en lo que se refiere a las representaciones y a la organización, sin embargo, también mantiene una serie de constantes. En el caso de la celebración de la Semana Santa entre los indígenas, existe una combinación de elementos en donde no solo se recuerda la Pasión de Cristo, sino también la toma política – religiosa del continente americano.
La cosmovisión indígena, que considera a la vida como un ciclo y al mundo como un lugar hecho de dualidades, se manifiesta de una forma clara en la fiesta, esta dualidad se da en la misma Semana Santa donde las fuerzas del mal se hacen presentes y luchan contra las fuerzas del bien. Esta visión de la dualidad como «opuestos» complementarios conforman una unidad cosmogónica compleja, lo que permite que la otredad, la alteridad o el «Otro», tengan cabida en la fiesta indígena e incluso sea necesaria para mantener la estabilidad, la identidad y unidad; es decir, es necesaria para la existencia misma de la comunidad.
Es importante señalar que entre los pueblos indígenas de México (y otros territorios del continente), las fiestas son parte de un sistema de ordenación del tiempo, son parte de un engranaje, es decir un ciclo festivo. Dicho ciclo está directamente asociado al ciclo agrícola, es por eso que la Semana Santa entre los indígenas está constituida de tantos elementos, que no se entenderían nada más con la explicación religiosa de la muerte y resurrección de Cristo.